Un poco de Almodóvar, de vez en cuando, no viene mal. Todos terminamos tarde o temprano echándolo de menos. ¿O no?
De “La piel que habito” estábamos advertidos hace ya bastante tiempo, pues bien, por fin llegó el día, y claro, Pedro no podía librarnos de sus ya usuales estructuras redondas. Jugar con el tiempo es ya su especialidad. Al diablo las líneas rectas.
He de reconocer que en algunas de sus historia, el juego con el tiempo puede resultar bastante intimidante, pero en otras más bien confuso y frío.
He de reconocer que en algunas de sus historia, el juego con el tiempo puede resultar bastante intimidante, pero en otras más bien confuso y frío.
A continuación, les presento una pequeña lista de las mejores antiestructuras de Almodóvar, o mejor dicho… sus mejores experimentos con el señor tiempo:
4º “Los abrazos rotos” Su estructura es tan elástica, que pudo haber confundido al mismo Pedro; nos conduce a un punto de desorientación absoluto. Pasado, presente, más pasado, futuro, más presente, y así hasta que Blanca Portillo termina de contar sus historias. Vaya manera de conjugar un argumento. Uno de sus peores experimentos.
3º “Carne trémula”. Fue bastante juicioso, y nos envolvió con un final convergente, en total utilizó tres épocas distintas (¿realmente hicieron falta?) para contar una historia típica de amor y de intrigas.
2º “Todo sobre mi madre”. Su gran creación y hasta ahora la única que le ha valido el Oscar como mejor película extranjera. En esta ocasión los trastoques son leves y certeros, pero quienes en realidad se roban el show son sus personajes.
1º “La mala educación”. En esta ocasión, el tiempo narrativo lo es todo, la ubicación de las acciones y de los personajes se vuelven un puzzle inarmable que poco a poco va cobrando sentido. Y qué me dicen del viejo truco de cine dentro del cine, muy bien empleado.
Solo un verdadero maestro logra doblegar el tiempo a su antojo, y Pedro Almodóvar lo es. Si se os ocurre alguna más para la lista, ¡comentadlo!
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